Viaje a Zaragoza

Quien entre en este blog y lea que otra vez hemos estado de viaje pensará que esto es un cachondeo pero es que hasta ahora no habíamos salido de clase, todo muy teórico y muy serio (¡por lo menos para los de Fraga!) Hay que decir que el viaje fue del todo provechoso, hubo tiempo incluso para perdernos, no así para pasar a ver a la Pilarica. ¡Otra vez será!

El recien inaugurado aeropuerto de Zaragoza parecía esperarnos para mostrarse amplio, luminoso y moderno ante nuestros ojos. Un enorme avión carguero fue el centro de nuestra admiración durante la maniobra de carga para finalmente levantar el vuelo y desaparecer en el horizonte en un abrir y cerrar de ojos, como si desafiar la ley de la gravedad, con 80 Tn de mercancias alojadas en sus entrañas, fuera un juego de niños.

La visita a la aduana resultó más anodina (sobre todo para los de primero) aunque, a juzgar por las preguntas de Marta, hubo gente que se quedo con ganas de más. Lamentablemente Alejandro tuvo que dejarnos a causa de unos mareos repentinos que le dejaron fuera de juego y que le privaron de poder asistir a las dos otras visitas, éstas sí más diractamente conectadas con la signatura que él imparte. ¡Otra vez será!

La visita a la empresa de paqueteria TIPSA nos pilló en plena hora del almuerzo pero es que nuestro volteo por los diferentes polígonos industriales de Zaragoza parecia no tener fin. Los de Fraga habíamos desayunado en el aeropuerto de Zaragoza pero los de Teruel iban con la guitarra vacía aunque eso no lo supimos hasta que nos sentamos a comer (a las tres y cuarto de la tarde).

Recuperadas las fuerzas, y con el ambiente ya más distendido (y es que dos viajes con nuestros compañeros de Teruel ya empiezan a unirnos), nos dirigimos hacia el almacén de bazar, hogar y textil de Sabeco. Impresionante, sobre todo para los que nunca nos habíamos paseado por uno.

De vuelta a casa, mucho que comentar, mucho cansancio pero por encima de todo, muchas experiencias enriquecedoras tanto en lo académico como en lo personal.